Vivimos un momento en el que la imagen ha perdido su valor. Es paradójico porque la imagen tiene una importancia que nunca había tenido en la Historia de la Humanidad.
No significa que sea algo malo porque la democratización de la fotografia, la posibilidad de poder disparar cientos de miles de fotos y el acceso a formación e inspiración es algo que nos ha beneficiado a todos.
Podemos disparar miles de imágenes con el respaldo de saber que podemos mejorar el siguiente disparo, que podemos corregirlas con algún software o decidiendo qué foto será la mejor delante del ordenador.
Pero a veces es estimulante ponerse límites. A veces, parar, pensar, valorar y decidir es un ejercicio muy interesante.
Estamos tan llenos de archivos y archivos para revisar que cuando llega nuestro tiempo libre, dejamos la cámara a un lado para poder desconectar.
Por eso, hace unas semanas decidí que todas las fotos personales las haríamos en película. Lo que salga de ahí es lo que tendremos. Pero nos aseguraremos de tenerlo. Ya no tenemos que decirnos a nosotros mismos: “cuando tenga menos trabajo edito las fotos de ese viaje, las fotos de mis hijos…”
Nos fuimos a Londres dos días. Con dos carretes. 72 oportunidades para parar, pensar, valorar y decidir.
Revelado y escaneado por Malvarrosa Film Lab